La semana pasada estuve en un pueblo de Zamora, Belver de los Montes, donde estuve realizando esta pintura mural para un merendero particular. He tardado cuatro días, empecé el martes y el viernes lo terminé.
Se trata de un mural de unos 10 metros de largo por 2,40 m de alto.
En él represento una bodega subterránea y un espacio abierto.
La estancia se dividió en dos zonas, creando dos ambientes fuertemente diferenciados. Uno más tradicional al lado de la chimenea, y otro representando un exterior, con elementos típicos de la zona: el palomar, los campos de trigo, el burro, la carreta y los cielos característicos de Castilla.
La realización del mural me la he organizado en cuatro fases.
En primer lugar empecé por el primer espacio al lado de la chimenea.
La pared estaba pintada de gris, es un fondo perfecto, ya que de esta manera puedo sacar iluminaciones en determinadas zonas pintando con blanco.
Además el blanco me estructura el dibujo. En esta ocasión no trazo con lápiz el dibujo, directamente lo hago con un rodillo y con pintura blanca.
Utilizo tonos tierra, para el fondo.
Cada elemento lo pinto con diferente tratamiento, para el fondo intento realizar una textura de piedra, arena excavada, y para el tonel hago una textura de madera.
También juego con la atmósfera, para los primeros planos realizado los dibujos más definidos y para el fondo lo difumino más. Con esto se consigue sensación de profundidad.
También es importante el uso del color para conseguir la profundidad. Pero de esto ya hablaré en otra ocasión.
Como podéis comprobar los espacios que he dado en blanco me sirven para dar puntos de luz fuertemente contrastados.
Prosigo cubriendo las zonas que me faltan,
y con ello ya queda terminada esta parte. Este espacio lo hice en una jornada de trabajo de un día, ahora a pensar en lo de mañana que es esto.
El segundo mural lo realicé de la misma manera.
Estructuré el boceto y apliqué blanco a las zonas que quiero dar protagonismo.
Reconozco que cuando pinto se me pasa el tiempo volado, no soy consciente de si han pasado unos minutos, o ha sido cerca de una hora desde que me puesto y he levantado la cabeza. Muchas veces la medida de mi tiempo son las canciones que voy escuchando desde mi móvil, a veces me sorprendo lo rápido que se termina un disco, sin apenas darme cuenta.
Cada barril lo pinto de manera individual, cambiando ligeramente la posición del tono.
Hay elementos que voy añadiendo sobre la marcha, como por ejemplo esos palos del fondo, y lo hago para disimular las juntas de la pared, que me parece que rompen la estética.
Pinto el fondo de piedra, de forma poco definida.
ya se va viendo terminado.
Prácticamente todos los colores los hago mezclando, no uso ninguno directamente del bote, salvo el blanco. De esta manera se consigue un mayor realismo.
La vista de las dos zonas se ve muy bien en conjunto.
Prácticamente está resuelta esa zona, aunque me faltan un par de detalles que volveré al final, para dar unidad con el resto que me voy a disponer hacer a continuación. Con esto termina mi segundo día de trabajo.
Es el tercer día de trabajo y vengo muy motivado porque se me ha ocurrido una idea para poner en práctica en esta zona. Mi idea es fragmentar este espacio en cuadrados de manera que cada uno pudiera funcionar perfectamente de manera individual y a su vez de manera conjunta con el resto.
Pero de primeras necesito un fondo común y me dispongo a hacerlo.
La columna que separa los dos murales, no me gusta, y cada vez que la veo menos me convence, no me permite dar continuidad de perspectiva, de dos ambientes unidos.
Aquí estoy 😀
Finalmente cambio la columna, haciendo un escorzo de un muro seccionado.
Los campos de trigo los realizo a puntos con diferentes tonalidades de amarillos y naranjas.
Voy completando el fondo base.
Para la otra pared quiero hacer cuatro detalles, que llenen el espacio sin necesidad de cubrir. Quiero que haya zonas limpias sin pintar, para que de alguna manera «respire» . Esto es como una canción que necesita de silencios para que suene armónica.
Trabajo por transparencias para sacar un color, superpongo un tono encima de otro y me da como resultado uno nuevo, modificando el anterior, es muy interesante y a veces sorprendente el resultado.
Al lado del burro dibujo una carretea a mano alzada. Utilizo el aerógrafo como si tuviera un carboncillo y pinto ese elemento de manera muy suelta.
Vuelvo a la anterior zona y me dispongo a encuadrad escenas.
Son porciones que por si solas podrían ser cuadros individuales.
y en conjunto se ve unificado
Finalmente vuelvo la anterior zona y encuadro la ventana, donde la puedo dar más sombra, en un juego de contrastes. También hago un rectángulo en el suelo, son elementos que repetidos dan unidad al conjunto.
Por último pinto la chimenea y aplico un barniz a toda la obra.
Espero les haya gustado.
8 Comments
no existe palabra para decirte lo que se cinte al ver tanto profecionalismo, conocimiento, entrega, recompensa, a todo lo que nos vio nacer, gracis y que vivas feliz toda la vida.
Felicitaciones! Me encantó. Y gracias por compartirlo.
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Un saludo
Me encanta! esta barbaro! Felicitaciones.Yo practico aerografia tambien pero no tengo tanta practica,hice dibujos muy simples.Ojala llegar a esto.Gracias por compartirlo!
FRANCAMENTE MUY BONITO, DA GUSTO VERLO
Muchas gracias
Expectacular el trabajo que hiciste en esta casa, me encantó. Yo quiero hacer algo parecido en Valladolid, como puedo ponerme en contacto contigo.
gracias.
Gracias, puedes mandarme un e-mail a nano@aerografiarte.com Un saludo