Alma Castellana
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Mural vecinos
31 julio, 2020

Un labrador que mira al cielo, vulnerable a las condiciones atmosféricas, expuesto en gran medida a su influencia.

Se trata de un mural que pone en valor el carácter rural del barrio, Santa Catalina se urbanizó sobre antiguas tierras de cultivos y pequeñas huertas, condición que sigue presente entre los vecinos.

También hay un componente industrial, en un guiño a la antigua fábrica de tejas “LA TEJERA” se ha incluido su chimenea de ladrillo, ubicada en el barrio y que, tristemente, la piqueta derribó en aras del progreso.

Es la unión entre lo rural y lo industrial, el agricultor y el obrero, un estilo de vida presente en el barrio.


Paso a paso


Como siempre, antes de empezar, se hace un trabajo de campo, se mide la superficie, se busca puntos de vistas predominantes a pie de calle y se elabora un diseño, un pequeño boceto a lápiz.

Empiezo el mural el 3 de junio de 2019, hace buen tiempo, cielos despejados, no amenaza lluvia, todo en orden. A pesar de ello siento nervios, se me pasan rápido cuando empiezo a pintar, pero es algo que no puedo evitar.

Un par de manos de imprimación y otro par de pintura blanca, me deja la superficie preparada para el mural.

Que la pared parecía blanca, pero estaba muy envejecedida.

A continuación, paso el dibujo a la pared, esto lo hago con el método de la cuadrícula y a lápiz, en principio, solamente me interesa sacar la silueta del labrador y la zona que ocupará la chimenea.

Aplico un color base de ladrillo a la chimenea, ya la trabajaré más adelante.

Ya se ve bien. Hasta aquí todo el trabajo de rodillo y brocha.

Ahora es tiempo de aerógrafo.

Con él, aplico los primeros trazos del dibujo, con tonos claros, luego los iré contrastando, pero me sirven de guía, siempre trabajo de claro a oscuro.

Tengo que bajar de la plataforma y retirarme unos metros para verlo de lejos a ver qué tal funciona.

Prosigo con el aerógrafo dando mayor contraste, azules más oscuros y algún toque tierra.

Tengo que pintar a lo grande de cerca, pero con la intención de que se vea bien de lejos, cada vez que bajo descubro algún pequeño detalle que debo corregir.

Creo que podría pasarme horas pintando con aerógrafo y no sentir el paso del tiempo, ver cómo va tomando forma un rostro a cada pincelada es algo mágico.

Y cuando me canso doy al botón de la azotea y disfruto de las vistas del barrio.

El labrador avanza poco a poco, el punto fuerte es la cara, pero no hay que descuidar el cuerpo.

Aplico textura a la camisa, imitando el tejido de lino, y sus pliegues.

Y completo poco a poco el cuerpo.

Bien, en este punto ya tengo terminado el labrador, su protagonismo radica en la cara y en la mano que sujeta la azadilla, ahora toca pintar elementos secundarios que también enriquecen la obra.

Marco las siluetas de unas hojas de parra, y las pinto de color base, esto dará un toque de color.

Con el aerógrafo pinto los detalles, los nervios y sombras.

Y, por último, me pongo con la chimenea a marcar los ladrillos. Aprovecho la pared superior de ladrillo para dar mayor altura y jugar con los diferentes elementos de la superficie.

Ya solo me queda la parte baja, retirada la plataforma lo realizo desde el suelo.

Mural terminado, es 11 de junio de 2019, me ha llevado 9 días de trabajo y tengo una satisfacción enorme.

Este mural es el tercero que realizo para la Asociación de Comerciantes de Santa Catalina, dentro del plan de embellecimiento del barrio, y artífices del proyecto.

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